Cuando sentimos emociones difíciles podemos encontrarnos con tres vías de actuación desde la compasión hacia uno mismo, con el fin de tomar decisiones de una forma más consciente.

Estas tres vías de actuación son:

La autocompasión, ser amable y cariñoso con uno mismo.
Recordarte que el dolor forma parte de la experiencia humana compartida.
Ser consciente de tus emociones y pensamientos en el aquí y el ahora (Mindfulness).

Según el momento y tu estado anímico te resultará más fácil entrar por una vía o por otra. Sin embargo, una vez que has recurrido a uno de estos tres componentes, te facilitará el contacto con los otros dos.

1. La autocompasión.

La bondad o compasión hacia uno mismo consiste en “dejar de juzgarse y de emitir comentarios internos denigrantes” (Kristin Neff, 2012). Para ello, es fundamental conocer y entender nuestros fracasos en vez de condenarnos por fracasar. Asimismo, la bondad hacia uno mismo también consiste en consolarnos de forma activa.

¿Cómo tratamos a nuestro mejor amigo? Cuando fracasa o comete algún error, ¿le juzgamos o le criticamos? ¿Por qué nos damos un trato tan diferente a nosotros?

La autocompasión ofrece reaccionar a nuestro dolor dándonos permiso para conmovernos por el mismo. Pero, ¿y si siento dolor por haber cometido un error, un fallo?

2. Experiencia humana compartida.

Los fracasos ocurren de forma inevitable a lo largo de la vida, “errar es de humanos” decía Séneca. Por lo que, podemos tomar dos caminos: maltratarnos sin piedad en cuanto cometemos un fallo o reconocer que fallar está implícito en la naturaleza humana.

A la hora de decidir qué camino tomar siempre recuerdo la cita de Einstein: «Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.

3. Mindfulness.

Aceptar, sin enjuiciar, lo que ocurre en el aquí y ahora. Es decir, afrontar lo que nos ocurre en la actualidad lo que nos da la oportunidad de afrontarla, ver las cosas tal cual son (sin minimizarlo o sin exagerarlo).

El Mindfulness busca diferenciar la consciencia de su contenido. Los contenidos de la consciencia están cambiando constantemente, pues son todos los pensamientos que tenemos y las emociones o sensaciones que sentimos. Sin embargo, la consciencia no cambia. Podríamos decir que, la consciencia es el cielo azul y el contenido son las nubes. Mientras que el cielo es imperturbable, las nubes cambian de forma.

“El pasado solo existe en nuestros recuerdos, y el futuro solo existe en nuestra imaginación” (Kristin Neff, 2012).

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